¡Muévete en Bicicleta!

Los efectos que la pandemia del Covid ha tenido sobre la población explica el creciente interés por la movilad en bicicleta en la ciudad. La mentalidad de la ciudadanía ha ido cambiando y se nota una tendencia a evitar los espacios cerrados y abarrotados y, por tanto, un cierto miedo al uso del transporte público en horas de alta concurrencia. En este nuevo contexto la bicicleta se ha convertido en una alternativa real y atractiva para los desplazamientos en la ciudad.

"A great way to go green". Este es el eslogan para una nueva idea de movilidad sostenible en las grandes ciudades europeas, basada en la sustitución gradual de los vehículos con motor de combustión por vehículos no motorizados o de motorización eléctrica. Su objetivo es reducir los niveles de polución para crear hábitats urbanos más saludables. Incorporar esta idea en nuestras decisiones y difundir este mensaje para ir globalizando la concienciación por el medio ambiente nos hará vivir mejor a nosotros y, sobre todo, a las generaciones que nos siguen.

Está sobradamente demostrado que las personas necesitamos practicar deporte o hacer ejercicio de manera rutinaria para sentirnos bien tanto física como mentalmente. Destinar un tiempo mínimo diario para mantenerse en forma resulta complicado para la mayoría de las personas debido a las obligaciones laborales y también a las domésticas. Por esta razón, realizar en bicicleta los desplazamientos diarios desde casa hasta el lugar de trabajo y viceversa es sin duda una excelente solución que permite cumplir con un doble objetivo: el de hacer ejercicio y mantener un buen tono físico, y el de colaborar por una vida urbana más saludable.

Algunos de los beneficios que moverse en bicicleta reportan a la salud:

• Mantenimiento de un buen tono físico
• Mejora de la circulación sanguínea
• Fortalecimiento de los huesos
• Fortalecimiento muscular
• Ayuda a la descompresión y la relajación
• Mejora la flexibilidad corporal
• Ayuda para regular el peso
• Mantenimiento del espíritu positivo

La bicicleta clásica, que exige esfuerzo físico, ha sido un medio muy utilizado en todas las partes del mundo. Pero estas dos últimas décadas se ha destinado un gran esfuerzo y grandes inversiones en el desarrollo de motores eléctricos eficientes para toda clase de vehículos, entre los cuales la bicicleta ha jugado el papel que le correspondia. De tal manera que la oferta de modelos eléctricos ha ido creciendo exponencialmente, y a estas alturas es ya una de las alternativas de transporte urbano con más futuro.

Actualmente las administraciones públicas realizan campañas de ayudas y de financiación para estimular la compra de vehículos eléctricos, de modo que la tendencia a ir sustituyendo gradualmente los vehículos de combustión por vehículos con motor eléctrico parece ya imparable.

Más allá de las subvenciones y ayudas que los gobiernos ofrecen a empresas y ciudadanos para que adopten actitudes y medidas colectivas en favor de la sostenibilidad ambiental, los consistorios locales también actúan para hacerlo posible: mejoras en el transporte público, ampliaciones de redes ferroviarias y de metro, autobuses con motor de hidrógeno, redes de bicicletas y motocicletas eléctricas de uso compartido, puntos de suministro eléctrico para la carga de baterías de vehículos… Pero centrándonos en el ámbito de la bicicleta, hay una medida que demuestra el alto interés de los gobiernos municipales para convertir la bicicleta y la bicicleta eléctrica en un recurso de transporte habitual para los desplazamientos diarios entre la casa y el lugar de trabajo. Nos referimos a la constante ampliación de la red de carriles bici. La mayoría de planes de desarrollo urbano de las ciudades medianas y grandes incluyen nuevos carriles bici en la planificación de su crecimiento, y el enlace de las redes de este tipo de vías a nivel interurbano ha pasado a ser una prioridad. Muchos quilómetros de nuevo carril bici se incorporan cada año a la red viaria de las ciudades en toda Europa.

Sólo los viajes a pie son más baratos que los que se realizan en bicicleta. Invertir en una bicicleta o una bicicleta eléctrica es rentable ya a corto plazo. Si establecemos una comparativa entre el gasto anual en transporte público, tomando como referencia dos desplazamientos diarios, y el de la compra de una bicicleta eléctrica, constataremos que la bicicleta eléctrica se amortiza en aproximadamente un año y medio. Si la comparación se establece con viajes en coche o motocicleta de propiedad, las ventajas en términos de coste son aún más evidentes.

Una gran parte de los fabricantes de bicicletas desarrollan modelos plegables y eléctricos plegables, ya que su demanda está creciendo año tras año, especialmente en contextos urbanos. Esta opción ofrece claras ventajas a la gente que vive en pisos y con limitaciones de espacio. Además, los robos de bicicletas son lamentablemente cada día más habituales en las ciudades, y las bicicletas que se aparcan en párkings habilitados a pie de calle corren el riesgo de ser objeto de robo o de daños. La bicicleta plegable puede caber fácilmente en el ascensor, se puede guardar cómodamente en casa y en el trabajo, y también puede entrar sin problemas en el maletero de un coche. Los modelos más compactos y ligeros pueden incluso cargarse en el tren, en el metro, en el tranvía o en el autobús, y también en un restaurante o en el cine.